Dia d'acció de gràcies

Gracias quiero dar al divino laberinto de los efectos y de las causas,
Senyor moltes gràcies pel whisky de malta,
por la diversidad de las criaturas que forman este singular universo,
pel video d’Hatari!,
por la razón, que no cesará de soñar con un plano del laberinto,
per les sabates de Church’s,
por el rostro de Elena y la perseverancia de Ulises,
per l’or madur dels capaltards,
por el amor, que nos deja ver a los otros como los ve la divinidad,
per la gràcia, tan perfecte, de la Deborah Kerr,
por el firme diamante y el agua suelta.

Gàcies pels amics que tenen iot,
por el álgebra, palacio de precisos cristales,
pel tallaungles,
por las místicas monedas de Ángel Silesio,
pel Dry Martini,
por Schopenhauer, que acaso descifró el universo,
pel jardí de la vil•la Mèdici pintat per Velàzquez
por el fulgor del fuego, que ningún ser humano puede mirar sin un asombro antiguo.

Gràcies bon Déu, per la gratitud,
por la caoba, el cedro y el sándalo, por el pan y la sal,
pels elàstics,
por el misterio de la rosa, que prodiga color y que no lo ve,
per les grans odes,
por ciertas vísperas y días de 1955,
per ls galetes d’Inca,
por los duros troperos que en la llanura arrean los animales y el alba,
pel sentit comú,
por la mañana en Montevideo,
per les bones enciclopèdies,
por el arte de la amistad,
pels atles,
por el último día de Sócrates,
per l’invent de la meritocràcia,
por las palabras que en un crepúsculo se dijeron de una cruz a otra cruz,
per la veu d’algú que canta Stromy Weather,
por aquel sueño del Islam que abarcó mil noches y una noche.

Gràcies a Déu sien dades
por aquel otro sueño del infierno, de la torre del fuego que purifica y de las esferas gloriosas,
per la saviesa del Doctor Johnson,
por Swedenborg, que conversaba con los ángeles en las calles de Londres,
pel Tranquimazin 0.50,
por los ríos secretos e inmemoriales que convergen en mí,
pels avions confortables,
por el idioma que, hace siglos, hablé en Nortumbria,
pel xip,
por la espada y el arpa de los sajones,
per les garotes,
por el mar, que es un desierto resplandeciente y una cifra de cosas que no sabemos y un epitafio de los vikings,
per la Bíblia,
por la música verbal de Inglaterra,
pel somriure exel•lent de les dones
por la música verbal de Alemania.

Senyor Gràcies, per atorgar-nos sentit del rídicul,
por el oro, que relumbra en los versos,
per tanta paciència
por el épico invierno,
por el nombre de un libro que no he leído: Gesta Dei per Francos,
por Verlaine, inocente como los pájaros,
por el prisma de cristal y la pesa de bronce,
por las rayas del tigre,
por las altas torres de San Francisco y de la isla de Manhattan,
por la mañana en Texas,
por aquel sevillano que redactó la Epístola Moral y cuyo nombre, como él hubiera preferido, ignoramos,
por Séneca y Lucano, de Córdoba, que antes del español escribieron toda la literatura española,
por el geométrico y bizarro ajedrez,
por la tortuga de Zenón y el mapa de Royce,
por el olor medicinal de los eucaliptos,
por el lenguaje, que puede simular sabiduria,
por el olvido, que anula o modifica el pasado,
por la costumbre, que nos repite y nos confirma como un espejo,
por la mañana, que nos depara la ilusión de un principio,
por la noche, su tiniebla y su astronomía,
por el valor y la felicidad de los otros,
por la patria, sentida en los jazmines, o en una vieja espada,
por Whitman y Francisco de Asís, que ya escribieron el poema,
por el hecho de que el poema es inagotable y se confunde con la suma de las criaturas y no llegará jamás al último verso y varía según los hombres,
por Francis Haslam, que pidió perdón a sus hijos por morir tan despacio,
por los minutos que preceden al sueño,
por el sueño y la muerte, esos dos tesoros ocultos,
por los íntimos dones que no enumero,
por la música, misteriosa forma del tiempo.
I per amagar-te rere d’un núvol esponjós
cada vegada que oblidem la teva llei
i gosam fer literatura.

Gràcies a Jorge Luis Borges per la majoria de versos senars,
i gràcies a Valentí Puig per bona part dels parells.